2. SEGUNDO RETO. SUBIDA AL TERRIL, TECHO DE SEVILLA (1121msnm). 13/12/19.
Sólo 66 metros más alto que el BONALES ( Provincia de Huelva y anterior reto conseguido). Este segundo techo se quedó en el tintero en una ocasión anterior, en la que entonces decidimos hacer la subida al vecino peñón de Algámitas, segundo pico más alto de la provincia de Sevilla 6 metros más bajo que el Terril.
Buscando algo de información, al parecer desde arriba se puede divisar la Sierra de Esparteros, Sierra de Grazalema, Serranía de Ronda, El torcal de Antequera, la Sierra de Loja, la Sierra de Tejera y Almijara y Sierra Nevada.
Pues de todas estas sierras, no veíamos más de lo que la vista nos permitía alcanzar unos 10 o 20 metros por delante de nuestro camino.
Vista del TERRIL encapotado |
En esta ocasión se nos unió a Rafa y a mi (fatigas donde los haya), Paco (el venenoso).
A esto le llamo yo un buen comienzo para lo que sea... |
Salimos temprano con el día no muy nublado y con el pensamiento en que no hiciera mal día para poder disfrutar de las vistas.
Como no habíamos desayunado, paramos en Morón y allí le dimos un poco a colesterol para cargar las baterías.
Ole miarma |
El TERRIL o Cerro del Monigote , formación calcárea divida por el puerto del Zamorano y que une las localidades de Pruna y Algámitas, se encuentra situado en el kilómetro 8 de la carretera SE-9225 en la sierra del tablón.
Mirador de la ventana |
Comienzo de la ruta, bien señalizada en la misma curva |
El comienzo de la ruta en el lado derecho de la carretera ya prometía |
Allí comienza la aventurilla de hoy, en una explanada, el mirador de la ventana, donde se puede dejar aparcado el coche, y desde donde unos 200 metros más adelante comienza la ascensión, literalmente hablando, ya que nada más comenzar hay que salvar un desnivel de unos 300 metros de suelo arcilloso y mojado, por lo que parece una escorrentía, caída natural del agua.
Con mucha precaución y más miedo que once viejas, ya que entre el barro y el desnivel, aquello parecía una pista de patinaje, fuimos salvando la primera subida.
Suelo muy resbaladizo y propenso a caídas, "sino que le pregunten a X"...
El barro fue nuestro gran enemigo nada más comenzar... y claro, esto del barro le dió un poco más de aliciente a la cosa, cuanto más barro se acumulaba en las botas, más resbaladiza se hacía la subida.
Pero lo peor fue que hubo que bajar por este mismo tramo, y si la subida fue divertida, la bajada ya ni hablamos...
Una vez superado esta primera subida llegamos a un antiguo pluviómetro en desuso, punto donde confluyen los caminos de ida y vuelta, ya que el tramo final de bajada es el mismo para la subida.
A partir de aquí enfilamos hacia un collado por una senda bien marcada, aunque con varias ramificaciones que al final llevan al mismo sitio, y con numerosas piedras.
Pluviómetro primera parada para coger aliento |
A partir de aquí enfilamos hacia un collado por una senda bien marcada, aunque con varias ramificaciones que al final llevan al mismo sitio, y con numerosas piedras.
El día se cierra aún más... |
En el siguiente tramo hay gran cantidad de piedras |
Y así vamos buscando ya el vértice geodésico que señala la cima de nuestro objetivo.
En esta última parte de la subida podemos encontrarnos piedras pintadas y amontonadas formando hitos que nos va indicando el camino hacia la cima.
En esta última parte de la subida podemos encontrarnos piedras pintadas y amontonadas formando hitos que nos va indicando el camino hacia la cima.
La cantidad de trabajo que tiene el tío de la brocha |
Y por fin el segundo de nuestro objetivo conseguido, el segundo en la mochila. Llegamos al vértice geodésico del cerro del monigote, El Terril.
Con el alacrán por bandera |
Debido al mal tiempo que hacía,, no estuvimos demasiado tiempo en la cima y rápidamente emprendimos la vuelta descendiendo.
Huyendo del aire nos desviamos levemente a la derecha, subiendo una loma para continuar por la ladera de lo que parecía una cresta, llegando así hasta otro pluviómetro.
Las piedras indican el camino a seguir |
Segundo pluviómetro |
Ya sólo nos quedaba bajar la pista de patinaje para llegar de nuevo al mirador de la ventana donde unas 3 horas antes habíamos comenzado.
De camino al coche pasamos ante una impresionante formación rocosa que acoge una numerosa colonia de buitres, amigos de los caminos.
Un poco de zoom a la cámara y ahí están tan tranquilos |
A continuación dejo un video de cómo se alimentan los buitres de los domingueros de la montaña. Podemos apreciar la paciencia que tienen esperando a que alguno se caiga para poder comer algo...
Lástima que el tiempo no nos acompañó, pero con sólo haber estado allí, ha merecido la pena como siempre.
Por eso todo el que le hubiese gustado haber ido y no pudo, que sepa que esta subida no va a quedar así y que volveremos a hacerla eligiendo un día que esté despejado para poder disfrutar al completo de ella.
"El mal tiempo y el buen tiempo están dentro de nosotros, no afuera"...